jueves, 22 de enero de 2009

Un dolor de muelas repleto de sabiduría (Rubén Turienzo)

Un dolor de muelas repleto de sabiduría

Maravillosa nota de mi desconocido amigo Rubén Turienzo (otro del los loquitos que subimos cosas a la web con afanar de compartir y apoyar a la gente)

http://rubenturienzo.com/blog.html

Es increíble que a una persona a quien nunca le ha dolido la boca, decida hacerse unos empastes y arreglarse un par de dientes rotos y ¡¡zas!! Un nervio se infecta, se inflama y un dolor insufrible se apodera de su diente, de su boca y de su cuerpo.

Pues esa persona soy yo.


El pasado jueves comenzó el calvario y lo malo no estaba en el dolor en si mismo o la sensación de querer morirse. El peor de los inconvenientes es que además, este fin de semana, tenía que dar clase viernes, sábado y domingo, un total de 20 horas en dos días y medio.

Lo cierto es que estaba inquieto y temeroso de no poder dar bien la clase, puesto que mis alumnos y alumnas se merecían una clase estupenda como las personas que han asistido con anterioridad o los futuros. De ellos no era culpa mi estado físico y aunque lo pudieran comprender, ya que ha sido un grupo especialmente empático, era mi responsabilidad.

Así que tras la ayuda de una buena amiga que me facilitó unos maravillosos medicamentos que aunque no pudieron controlar el hinchazón, si al menos calmar lo suficiente el dolor como para hacer mi trabajo con normalidad.

Este episodio me ha hecho descubrir varios detalles maravillosos relacionados con el dolor:

1. La gente quiere ayudar a que superes el dolor.

2. Si realmente disfrutas con algo, la energía positiva nubla todo dolor.

3. La sonrisa es el mayor enemigo de los dolores.

4. La comunicación sincera y la vulnerabilidad ante el dolor generan equipos sinérgicos.

5. Un dolor no debe detener todo lo positivo que puedas dar.

6. El dolor es tuyo, compártelo con otros, pero que no estén obligados a cargar con él.

7. El maravilloso recordar el dolor… tras visitar de nuevo al dentista 

Lo cierto es que me siento orgulloso de lo bien que se cerró el curso, la unión conseguida con los alumnos y la motivación y curiosidad despertada tanto en ellos, como en otros compañeros que estaban por allí.

El dolor siempre es desagradable, siempre creemos que nuestro dolor es único. Incluso en ocasiones nos duele, llorar de dolor y no lo hacemos por vergüenza, rabia o soberbia. Con respecto a eso sólo puedo decir una cosa:

“Las lágrimas limpian los ojos y con los ojos limpios vemos mejor lo que nos rodea, así que no olvides que para disfrutar a veces de todos los colores con una sonrisa, debemos primero ayudar a los ojos limpiándolos”

Por otro lado, de estos días me gustaría hacer una reflexión que surgió de un sms que me mandó una amiga este sábado. Tras varios meses de amistad y conversaciones, el pasado sábado me contestó “¿Sabes que es la primera vez desde que nos conocemos que utilizas palabras negativas en un mensaje? Es la primera vez que dices: Estoy fatal” me llamó varias veces y me ha mandado varios mensajes preguntando. (Gracias a todas las personas que lo han hecho)

Tras repasar el mensaje varias veces, me quedo con un pensamiento poderoso. Seguramente mi actitud positiva se refleje siempre en mi vocabulario y de esa manera proyecto a quienes me rodean mi estado de felicidad casi permanente y mi plenitud emocional. Sin embargo, la gente necesita saber que también eres una persona y que tienes días malos, días buenos, momentos de dolor, tristeza… Eso nos humaniza, nos vuelve más vulnerables y seguramente más cercanos.

Yo también tengo mis días así, por supuesto, pero gracias a lo vivido este fin de semana ahora sé que mi gente también desea escucharme a mi pedir ayuda. Sé que me costará, pero prometo trabajar para borrar esa barrera.

Como mi abuela suele decir:
“No es de fiar a quien todo le va bien, ni sincero quien siempre está feliz”

No todo me va bien, ni estoy siempre feliz… pero lo sigo intentando

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